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martes, 9 de octubre de 2012

LA POLICÍA NACIONAL DEJA MUY ALTA LA MARCA ESPAÑA



Desde que empezó a correr como la pólvora el llamamiento conocido como “Rodea el Congreso“ por las redes sociales y en los medios de comunicación han corrido ríos de tinta impresa y digital de una diversidad cromática, que engloba a una variedad tan amplia dentro del ámbito sociopolítico de nuestro país como el rojo, el azul, el verde o incluso el negro; dependiendo del color del prisma a través del cual cada uno de los analistas ha percibido la convocatoria.

Por este motivo y considerando, que difícilmente iba a aportar nada nuevo me había resistido hasta este momento a sumarme a la larga lista de personas preocupadas por la realidad actual, que nos ha tocado padecer y que proponen soluciones a esta dramática situación o opinan sobre las propugnadas por otros.

Pero en el caso, que nos ocupa, el de las protestas ciudadanas manifestadas de manera legal en plena calle, el pasado martes 25 del presente mes, tema sobre el que en principio había decidido no arrojar más claridad o oscuridad dependiendo de la lucidez de mi modesta opinión; me voy a atrever finalmente a lanzar mi órdago empujado por la escalofriante visión de una foto. Se trata de una muestra de la gran cantidad de instantáneas captadas en un día, que pasará a la historia más reciente de nuestro país como el trágico 25 S, una fecha de las de más nefasto recuerdo, por la violencia desatada por las fuerzas del orden público en la capital de nuestro país.

Esta desgarradora imagen, que me ha impactado hasta el extremo de sentirme en la obligación moral de denunciar la cruda realidad que evidencia, refleja el verdadero, inconcebible y peligroso cambio de lugar, que se está produciendo en el tiempo presente. Estamos asistiendo a la conversión de las víctimas en culpables.

En esta fotografía podemos observar una inquietante escena, en la que la acción reproducida se centra en la figura de una persona anónima, que sufre las consecuencias de una agresión. Atentando contra su integridad física, que ensangrentando por completo su rostro, ha transfigurado su semblante hasta el punto de representar el de un Cristo, que habiendo padecido su particular calvario, yace recostado en el regazo abierto de otro protagonista desconocido de esta singular pintura, que con la intención de proporcionar amparo y protección, sostiene, abrazando con actitud paternal, al herido ante la atenta mirada de dos miembros de la Policía Nacional.

Agentes, que tienen la función de velar por la seguridad individual y colectiva de la ciudadanía. Misión, que incluye a parte de prevenir y evitar cualquier agresión física, además una vez perpetrada el deber de prestar los primeros auxilios y la asistencia necesaria a la víctima; estando tipificado como delito la omisión de auxilio. Infracción, que reviste especial gravedad cuando la comete una figura de autoridad.

Pero que, en el caso de la actuación policial inmortalizada en este retrato de la más rabiosa actualidad, visiblemente se limita a señalar con gesto sospechosamente acusador al desvanecido sujeto, objetivo de la represión descontrolada de los que habiendo respondido voluntariamente a la vocación de ser ángeles custodios del resto de la sociedad, entre los que se encuentran vecinos, amigos y familiares experimentan una profunda metamorfosis ante la provocación de unos pocos, convirtiéndose en auténticos ángeles ciegos de ira. 

Enviados por una autoridad reaccionaria y ultraconservadora, que pretende ocultar su incompetencia y desinterés por gestionar el descontento social a través de la vía del diálogo, mandando en su nombre a restablecer la apariencia de normalidad y convivencia armónica en las calles a mensajeros de la paz, que paradójicamente la imponen convirtiéndolas en un infierno, que traiciona esta supuesta orden coherente con su vocación pacificadora y de salvaguarda de la integridad de toda la ciudadanía.

Funcionarios, que a cambio de un sueldo mensual intervienen en un conflicto social, que ellos no han generado pero que siendo el colectivo profesional, como sus propios portavoces sindicales han denunciado mediáticamente más afectado por las causas, que lo han originado, es decir los recortes, más contribuyen a inflamarlo transformándose en mercenarios asalariados cuya actuación transciende más allá del estricto desempeño de su responsabilidad, que no es otra que neutralizar desde sus primeros síntomas el inicio de la confrontación, la provocación.

Desafío, al que estrictamente deberían contestar anulando el foco de infección, el fanatismo violento e inconsciente, que debe ser extraído del resto del cuerpo de los manifestantes del mismo modo, que opera un cirujano un tumor extirpando las células cancerígenas, respetando el resto de la sana integridad del paciente. 

Por este motivo considero absolutamente reprobable la pasividad de la clase política gobernante ante el incremento de acciones policiales de difícil justificación y dudosa legitimidad. Comportamiento, que termina gozando de una completa impunidad gracias a una legalidad vigente, que convierte cualquier denuncia de abuso de autoridad o maltrato policial en un complejo laberinto judicial, del que salir victorioso se convierte en una odisea impagable para cualquier ciudadano de un nivel económico bajo o medio, asfixiado por la crisis y estrangulado por las medidas para corregir el déficit en las cuentas del Estado de las Autonomías.

Supuestas soluciones a la crisis, que, persiguiendo salvar el Estado del bienestar, lo están sometiendo a un intencionado y progresivo debilitamiento tan extremo, que lo están condenado a muerte, hundiéndonos cada vez más en un abismo de penuria endémica difícilmente reversible.

Reparaciones improvisadas, que al final resultan ser remedios chapuceros impuestos por los mismos incompetentes y ambiciosos gestores, que han creado el agujero, la deuda, ese pozo sin fondo, que lastra nuestro desarrollo económico, como resultado de la pésima gestión de los recursos públicos basada en la corrupción, el despilfarro y el lucro personal y de su entorno familiar y amistoso más próximo. Sin olvidarse, agradecidos, de favorecer la prosperidad y llenar los bolsillos y las cuentas corrientes de sus apoyos, condicionados, a los que deben su rápido ascenso en la administración o sus vertiginosas carreras políticas.

La Policía Nacional de España es un instituto armado de carácter civil, que contradice esta naturaleza cuando hace gala de una actitud de patente militarismo ocupando zonas públicas o invadiendo espacios privados en su empeño de ejecutar las instrucciones recibidas hasta sus últimas consecuencias.

Por esta razón persiguiendo a los que estigmatizan tratándolos como enemigos del orden social establecido, responden a un plan gubernamental previa y maquiavélicamente elaborado por las más altas esferas, o lo que es lo mismo a nivel ministerial de reducir a una mínima expresión y desprestigiar la protesta social tanto en la calle como en redes sociales y medios de comunicación. 


De este modo aceptando voluntariamente el papel adjudicado por la Administración del Estado devienen en una legión de diablos cómplices, que al amparo de la noche despliegan su estrategia, con premeditación, alevosía y nocturnidad, de incitar camuflada o abiertamente a la violencia verbal y física a unas minorías, que son tan incendiarias como su desproporcionada y violenta reacción, que en algunos momentos ha llegado por excesiva a sobrepasar la línea de la brutalidad.

Actuación, que intentan justificar como cumplimiento de unas órdenes, que deben ser presentadas ante la opinión publica como justas, necesarias y equilibradas.

Ángeles revestidos de autoritarismo por obra y gracia de un uniforme azul oscuro, que surgen camuflados por la oscuridad de la noche y mutando en un sunami marino se transforman en un efectivo azote devastador de toda forma de vida humana, que encuentran a su paso sin diferenciar entre los causantes de su furia titánica desatada y el resto de peatones, que simplemente intentan en libertad transitar tranquilamente por las zonas habilitadas para tal fin o ejercer pacíficamente su derecho a manifestarse.

Articulo hecho por LM para :

DERECHOS Y LIBERTADES CIUDADANOS