Recientemente, sir más lejos, el pasado martes, día 18 del presente mes apareció reseñado de forma destacada en la portada de la edición española del prestigioso Huffington Post, el diario en línea más leído en EEUU, el último estudio realizado por la FELGTB (Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales). En este articulo se extractan algunas de las partes más llamativas y preocupantes de un extenso informe, cuyo título: “Acoso Escolar Homofóbico y Riesgo de Suicidio en Adolescentes y Jóvenes LGB” bajo mi punto de vista debería haber sido completado con una de las dos siguientes equivalencias “: la Historia Interminable” o “: el Drama que no Cesa” ambas comparaciones igual de validas para expresar una de las principales características de esta vergonzosa y alarmante situación que, a consecuencia de su cronificación, se ha convertido en un mal endémico de nuestro sistema educativo. Un cáncer, la homofobia, que amenaza y rompe en mil pedazos las frágiles vidas de las criaturas más indefensas desde la más tierna infancia hasta el transito de la juventud a la edad adulta en las etapas de su desarrollo intelectual, emocional y psicológico de mayor vulnerabilidad y transcendencia.
Se trata de la eterna asignatura pendiente de aprobar desde la incipiente democracia recién estrenada en 1975 hasta la madurez alcanzada en la actualidad por la Educación en España. Pilar básico del estado de bienestar. Bandera, que todos los amantes de la democracia enarbolamos y defendemos como símbolo del alto progreso social y material alcanzado, en estos momentos tan críticos, en que enfermo de gravedad de ultraconservadurismo y liberalismo está ingresado en la UVI a la espera de ser trasladado a cuidados paliativos como consecuencia de su progresivo deterioro. Descomposición interna y paulatina, que puede llegar a transformase en irreversible conduciendo al paciente a la fase terminal.
Pero está situación justa y equitativa, en la que todo ciudadano tiene derecho a acceder y disfrutar en igualdad de condiciones de los diferentes servicios derivados de los principios garantizados por la vigente Constitución, y que corre peligro de convertirse en un costoso privilegio reservado para unos pocos afortunados, continúa siendo una meta inalcanzable para un elevado numero de niños, adolescentes y jóvenes. Alumnos, que ilusionados ante un futuro de posibilidades, confían en los que constituyen sus referentes adultos y por tanto sus guías en uno de los procesos vitales más largos y complejos de su existencia, la formación. Una aventura de maduración constante y progresiva, que por culpa de la homofobia instalada en muchos centros públicos y privados de la geografía española deja de ser una etapa creativa de la propia personalidad, de crecimiento individual y colectivo y de descubrimiento vocacional encauzado hacia la autorrealización para devenir en una traición constante de sus esperanzas de futuro por parte de un equipo multidisciplinar de profesionales especializado en la docencia, pedagogía y psicología en el que sus padres depositan todas sus expectativas para lograr, que sus hijos sean ciudadanos completa y felizmente integrados en la sociedad.
Una comunidad formada por diversos agentes educativos especializados, que con elevado nivel de preparación y cualificación, continúa fracasando o ignorando la misión de erradicar de raíz una de las más perjudiciales y peligrosas plagas, la homofobia, que sigue atacando a nuestro sistema educativo siendo uno de los principales motivos causantes del absentismo y abandono escolar prematuro.
Falta de interés o de éxito, que nos provoca una profunda decepción a todos los activistas que no sólo llevamos años luchando contra esta fobia social sino que además nos sentimos, como es mi caso, plenamente identificados y empatizamos completamente con las valientes victimas. Mártires pertenecientes a minorías sexuales, que con sus testimonios recogidos en esta investigación, prácticamente coincidentes con nuestras experiencias personales pretéritas, nos hacen revivir situaciones de acoso escolar producidas por un tipo de violencia de género. Situaciones de maltrato verbal, físico y psicológico, que sólo tenemos que cerrar los ojos para estremecernos recordándolas, experimentadas hace 35 años, a edades tan tempranas como uno de los protagonistas del informe, un adolescente, que a los ocho años ya le perseguía obsesivamente la idea de quitarse la vida.
Por esta razón y haciendo balance transcurridos 37 años desde la instauración de la democracia no nos queda más remedio que llegar a la amarga conclusión, ratificada por los datos aportados por esta esclarecedora investigación, del rotundo fracaso del sistema educativo de nuestro país a la hora de acabar con la destructiva lacra de la homofobia a pesar de la aprobación, en este ultimo periodo de nuestra historia más reciente, de seis reformas legislativas, que afectan parcialmente o en su totalidad a todo el ciclo formativo desde infantil hasta la ultima fase de dicho proceso incluyendo tanto la enseñanza obligatoria como opcional. Todo este vaivén legislativo nos indica que, a pesar de que el pacto escolar reflejado en el artículo 27 de la Constitución fue un paso muy importante, no ha sido suficiente para lograr la estabilidad legislativa del sistema educativo.
Pero aunque parezca que España está en permanente reforma educativa, de toda esa actividad reformista, que ha soportado la educación en nuestro país exclusivamente puede ser considerada de calado, es decir, que afecte a la raíz profunda del sistema educativo español, a sus valores y a sus relaciones con el sistema político, social o económico, la que se produjo en 1990 con la ley orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo. La LOGSE, promulgada por el gobierno socialista, generadora de una estructura institucional que, a pesar de los diversos cambios introducidos por las posteriores reformas permanece. La LOGSE fue derogada por la Ley Orgánica de Educación (LOE), en el año 2006. Ley, que persigue la estabilidad del sistema educativo y alcanzar la máxima calidad de la educación con la mayor equidad social posible y cuyo preámbulo consagra el respeto a la diversidad de todo tipo, incluida la sexual como un valor irrenunciable. Marco legal, que asentado sobre la sólida base constituida por la LOGSE y con la finalidad de conseguir dicho objetivo estableció como obligatoria la asignatura de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos. Materia, que en la actualidad se encuentra amenazada por la reforma educativa, LOEMCE, que nuevamente la derecha más homofóbica y reaccionaria, quiere imponer y de cuyo espíritu pedagógico, que la alienta ya hemos tenido una muestra con el anuncio de la exterminación de la detestada y perseguida asignatura desde su nacimiento en todas las Comunidades Autónomas gobernadas por el PP, donde se la ha ridiculizado y reducido a la mínima expresión. Materia que con la mutilación, que experimentará en un futuro no muy lejano, en el próximo curso 2013-2014, con la desaparición de todos los contenidos referidos la diversidad afectivo-sexual, sufrirá una profunda metamorfosis, convirtiéndose de una garantía de visibilización de un realidad, en una herramienta de ocultamiento de la misma potenciando de esta forma su peor enemiga la homofobia, dejando a sus afectados sin posibilidad de reconocimiento ni protección. Pues si no existe el problema, tampoco las víctimas, y, por tanto, tampoco los culpables, los verdugos de la felicidad ajena