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lunes, 18 de marzo de 2013

EL NEGOCIO DELPLAN BOLONIA

La lectura del artículo <<Resonador universal del mundo[1]>> capta la esencia misma de la universidad como centro del saber y del trabajo intelectual, cuyos orígenes se remontan a la antigua “Universitas magistrorum et scholarium” de las escuelas catedralicias y escuelas monásticas. Hoy en día, se ha constituido en una institución al servicio de la sociedad que incorpora un proceso de modernización en convergencia con Europa.

Los alumnos que entran por primera vez en las aulas universitarias, con ilusiones puestas en un mejor porvenir, apenas son conscientes del proceso de transformación que vivirán a lo largo de su etapa formativa. En el plano personal, ser universitario significa formar parte de una iniciación preparatoria a la vida adulta: se forjan los valores, el carácter y el intelecto a lo largo del camino de la perfección. De este modo, nutrimos un importante capítulo de nuestra historia personal con los ecos de nuestras experiencias en la comunidad universitaria y de la influencia de los docentes. Y, de pronto, aparece la vocación, que nos indica nuestro norte: <<No existe viento favorable para el que no sabe a dónde va[2]>>.

Los tiempos de cambio que se avecinan, difuminan la imagen que se describe en el citado artículo, ya nada es como era, y son muchas las voces que afirman que la gestión de la universidad comienza a parecerse más a una empresa que a un servicio público. Aquí está en tela de juicio el propio derecho a la educación pública y gratuita. Sin duda, la calidad educativa descenderá, poco o nada importa el nivel formativo del universitario, el caso es hacer pingües beneficios económicos, para "fabricar" graduados en serie al servicio de las modulaciones del mercado laboral. El primer síntoma de esta transformación se manifiesta ya en el esfuerzo que la Universidad de Murcia ha invertido en adaptar su gestión y planes de estudio tendentes a la consecución del necesario equilibrio entre la igualdad de oportunidades, la integración de las bases del Espacio Europeo de Enseñanzas Superiores (EEES) y la coyuntura económica actual.

Me pregunto si quienes nos gobiernan son conscientes de la importancia de la Educación como pilar de una sociedad moderna. El alumno medio comprueba como el presupuesto destinado a becas y ayudas mengua cada vez más y las condiciones para su obtención son más exigentes. El político de turno justifica este recorte dando a entender que se quiere premiar al buen estudiante. Se aceptaría de buen grado ese premio, si el esfuerzo que se exige al universitario estuviera respaldado por la certidumbre de conseguir un empleo tras la formación universitaria y los empresarios no temieran un curriculum vitae de un alumno brillante. 

Menos comprensible es el esfuerzo que muchos padres se ven obligados a llevar a cabo, no exentos de sacrifios en detrimento de la maltrecha economía familiar. El desempleo, la precariedad laboral y el elevado coste de la vida son temas de conversación que no faltan en cada casa. ¿Quién no tiene un padre o una madre sin empleo y sin ningún tipo de ayuda económica? ¿Quién no conoce el caso de familias en las que un miembro mantiene al resto? Tan habituados estamos a esta tragedia que hasta nos parece normal. Así que antes se da prioridad al estómago que al cerebro. La tirana economía dicta sus designios y da cobijo a sumisos analfabetos mansos y a mandatarios ávidos de poder.

Los programas de movilidad y convenios de la UMU con otras universidades no tienen desperdicio. Leída la convocatoria, llama la atención que el alumno aspirante debe desembolsar importantes cantidades de dinero en concepto de matrícula y gastos extraordinarios, sin contar con la ayuda de alguna beca. Hoy nadie, salvo que uno haya nacido en una cuna de oro, se puede permitir ese gasto, ni siquiera matricularse de un curso ordinario completo; incluso el abandono de los estudios universitarios se incrementa de forma galopante por razones económicas. Yo soy de los que piensa que el estudiante debe estudiar a dedicación completa, que las Administraciones deberían garantizar esta formación académica superior con un sistema revisado de becas, las cuales se constituyan en un soporte real de ayuda que sufrague, de principio a fin, el periodo académico del alumno hasta que éste encuentre un empleo en consonancia con su formación. Si otros países europeos presumen de un sistema educativo envidiable, ¿por qué España sigue reformando la reforma de la reforma educativa, gobierno tras gobierno? Uno llega a la conclusión de que el dar becas fuera un acto de beneficencia y que las continuas reformas educativas fuera producto de una pesadilla al servicio del adoctrinamiento político del gobierno de turno, obsesionado con borrar de la faz de la Tierra todo vestigio del gobierno saliente. 

El imperio de la economía y sus doctrinas neoconservadoras han desterrado a las Humanidades en favor de las Matemáticas y la fría lógica de las finanzas. Sirva como ejemplo la Filosofía, condenada al destierro. Sin las disciplinas de las Humanidades, la sociedad se deshumaniza, por consiguiente, la manipulación de la masa iletrada formará parte de nuestro vivir.

Mientras que se conciba la Educación como un gasto, el alumno o aspirante a los estudios superiores verá con pesimismo ese futuro cargado de incertidumbre. Las situaciones de injusticia, la desigualdad de oportunidades y la falta de expectativas laborales son el caldo de cultivo perfecto para volver a los tiempos pretéritos, cuando los “señoritos” sólo iban a la universidad. O dicho de otra manera, un retraso para el país difícil de superar en siglos, tras la fuga de cerebros. Nos podemos despedir de la labor investigadora y de desarrollo en el marco universitario, al fin y al cabo, los que mandan sólo necesitan autómatas.


[1] CELEBRACIÓN DE LA UNIVERSIDAD. MEDIO SIGLO DE HISTORIA PERSONAL, Victorino Polo García, editado por la Consejería de Educación y Cultura de la Región de Murcia, 2008.

[2] Cita de Lucio A. Séneca.