LA DELEGACION DEL GOBIERNO IMPONE UNA INJUSTA Y PREVENTIVA ORDEN DE ALEJAMIENTO
A principios del segundo mes del año fui informado por un diligente activista, miembro de la Plataforma, que previamente se había dirigido a la ciudad de la justicia a interesarse por mi situación judicial, de que a fecha del 1 de Febrero no existía ningún procedimiento abierto contra Luis Miguel López Román. Ausencia de causa abierta en mi contra que tranquilizó a toda una organización, de carácter asambleario, preocupada por la transcendencia que para mi futuro más inmediato podría llegar a tener la identificación policial efectuada el 8 de Enero.
Cinco meses después del día de autos durante el periodo elegido por el personal docente interino de la Región de Murcia para realizar su primera huelga indefinida, más concretamente durante la decima jornada reivindicativa, convocado por AIDMUR me hallaba formando parte de la fila de personas que a junto al fachada de la Ciudad de la Justicia aguardaba su turno para poder introducirse en su interior a través del control de accesos.
Momento en el que mientras esperaba se me acercó un vigilante de seguridad, quien me informó de que se me prohibía la entrada a la sede judicial basándose en la sospecha de que mi intención al presentarme ese día luciendo la camiseta oficial de AIDMUR (Asociación de Interinos Docentes de Murcia) era boicotear el acto de entrega de los diplomas a los alumnos y centros que habían participado durante el curso escolar 2012/13 en el programa Educando en Justicia.
Ceremonia rebosante de oficialismo y apestosamente propagandística que en esa fecha, 12 de junio del corriente, estaba previsto se celebrase, contando con la presencia del consejero de Educación, Formación y Empleo, Constantino Sotoca Carrascosa, en el Salón de Actos de la Ciudad de la Justicia. Ocasión que quisimos aprovechar para evidenciar y protestar contra la hipocresía, la incongruencia y la inmoralidad de una Consejería que con la mano diestra bautiza y pone en marcha un proyecto con el jactancioso y ostentoso nombre de “Educando en Justicia” mientras que con la siniestra está ajusticiando a la educación pública que, condenada a muerte por el poder económico, está siendo sometida a un procedimiento de ejecución lento y agónico en beneficio del sector privado.
Premeditado y planificado proceso de exterminio efectuado a base de hachazos realizados en la partida presupuestaria autonómica, destinada a Educación, que aboca a los docentes sin plaza fija más afortunados a la inestabilidad laboral permanente y a los más perjudicados, por los recortes, al desempleo con cobertura económica temporal. Abuso de poder inaceptable y denigrante de la Administración Pública que, como intuyó el sistema de protección desplegado para ese día, para prevenir y abortar el más mínimo nivel de protesta, pretendían denunciar los profesores interinos y los activistas que empatizamos con su causa.
Lucha a favor de la educación universal y de calidad, que me guió hasta la hilera de individuos anónimos, en la que yo destacaba delatado por la prenda de ropa que me señalaba como defensor de la escuela pública cubriéndome, desde la cintura hasta el cuello, de color verde brillante. Fondo cromático luminoso, en el que se puede claramente leer, tipografiado en blanco, la consigna emblemática de AIDMUR:
“ESCUELA SIN-PROFESORES
ESCUELA SIN-RECURSOS
EDUCACIÓN SIN-SENTIDO”
Subversivo e incendiario lema que puso sobre aviso al guarda jurado que me descubrió situado en mitad de la cola, me interceptó y acto seguido se dirigió a mí, con tono autoritario, diciéndome:
- Usted con esa camiseta no puede entrar aquí. – Prohibición, a la que yo respondí con sarcástico aplomo, sabiendo que se refería al mensaje impreso en la misma:
- ¡Pues si el problema es la camiseta, me la pongo del revés o incluso me la quito si hace falta y, si no se puede pasar sin ella, me acerco al EROSKI, que está aquí al lao, y me compro una…! - En este punto fui interrumpido por el vigilante de seguridad quien, consciente de mi firme determinación y pensando que no había entendido la indirecta, me espetó:
- ¡El problema no es la camiseta, sino que el problema eres tú… Da igual como vayas vestido… No podemos dejarte entrar porque intuimos que vienes a liarla…!
- ¡Cómo qué a liarla...! – Continúe argumentado manteniendo el mismo nivel de irritada indignación - ¡En base a qué…! ¡Si no traigo pancartas, carteles, ni pegatinas…! ¡El único material incendiario que traigo conmigo es mi megáfono!.. Que además lo llevo en mi macuto, que os lo dejo en el control para que me lo custodiéis en cuanto pase por él …
Insistencia que obligó al primate, aprendiz de gorila, a abandonar, tras el segundo intento, su esfuerzo coactivo con el que inútilmente pretendía convencerme de que desistiera de mi propósito, supuestamente invasivo e ilegal, de manifestarme en un espacio público. Misión pacífica que, viéndose incapaz de abortar, obligó al inexperto aspirante a simio, desbordado por la firmeza de mi determinación, a recular, pasando, de este modo, el relevo en el desempeño de la función represiva, ordenada por la Delegación del Gobierno, a una pareja de gorilas. Uniformados de la UPR que, posicionados a unos pocos metros, desde su puesto de vigilancia, situado delante de las puertas automáticas de salida, observaron desde principio el acto de resistencia pasiva protagonizado por un poliactivista, al que reconocen inmediatamente, debido a que pertenece a ese selecto grupo de defensores de los derechos civiles al que han concedido el honor de incluir en la lista de las ovejas negras.
Ciudadanos pacientes como corderos hasta que un día memorable decidimos dejar de ser dóciles y sumisos borregos para iniciar un proceso de metamorfosis que está convirtiéndonos en indómitas cabras ingobernables que sólo retroceden y doblegan la cerviz para tomar impulso. Fuerza vital con la que contraatacamos y nos protegemos de las embestidas de un sistema político pseudodemocrático, cruel y despiadado en el que impera la ley del más poderoso económicamente. Jungla inhóspita e incivilizada en la que el salvaje capitalismo campa a sus anchas custodiado por hostiles gorilas que se distinguen por sus cabezas huecas, vacías de sentimientos y escrúpulos.
Simios que desde el primer momento identificaron visualmente al que ya tenían clasificado, etiquetado y archivado por su estatura y por el tipo de activismo que practica como el “Chimpancé”. Gracioso apodo con el que fui bautizado una jornada que pasará a la historia por ser la fecha en la que los ingeniosos agentes, que tuvieron tan feliz ocurrencia, realizaron el mayor derroche de inspiración policial que se recuerda desde que existe el mencionado Cuerpo de Seguridad del Estado.
Merecido galardón, que supone un alarde de creatividad policial sin precedentes, con el que se premia a una especie de activista que se caracteriza por su habilidad para adaptarse al entorno reivindicativo actual, en el que le ha tocado vivir, lo que le permite moverse con destreza por las diferentes ramas que nacen del tronco de la agitación social.
Descontento ciudadano transformado en el motor que me condujo hasta el punto en que me hallaba, a la espera de nuevos acontecimientos, cuando el inepto primate, de profesión vigilante de seguridad, se retiraba, advirtiéndome del peligro inminente de mi desobediencia, para dejar vía libre a los dos gorilas que se aproximaban, con la chulería que les destaca. Simios, antiguos conocidos, con los que el “Chimpancé ya había coincidido en otras ocasiones y con los que previamente ya había cruzado miradas inquisitivas y desafiantes y que ahora se acercaban con la intención de explicarme de una forma meridianamente clara, que despejaría todas mis dudas, las razones por las que no tenía sentido mi permanencia en ese lugar:
- ¡Buenas…! Tenemos órdenes expresas de no dejarle entrar… - En este preciso instante impedí que el agente, de los dos que tenía frente a mí y que había tomado la iniciativa de dirigirse a mí en un tono amenazante, propio de un matón de peli americana, prosiguiera hablando:
- ¡Entonces… me está usted diciendo que tengo prohibida la entrada a…! – Pregunta retórica, cuya contestación sabía de antemano y, a la que el miembro de la Policía Nacional, que había asumido el papel de servil mensajero del despótico autoritarismo de la Delegación del Gobierno, se apresuró a responder sin perder la calma:
- Cumplimos ordenes…Tomamos medidas preventivas que forman parte de un protocolo de actuación, que ponemos en marcha, en previsión de posibles altercados… - Explicación del brazo ejecutor de la represión, que perseguía ser convincente y disuasoria, pero que logró el efecto opuesto al que pretendía, es decir, que, en lugar de hacerme desistir de mi objetivo reivindicativo, consiguió que el manso “Chimpancé” mutará en un novillo dispuesto a embestir verbalmente con rebeldía contra tamaña injusticia:
- ¡Entonces me estáis dando a entender…! ¡Qué me estáis aplicando una retención preventiva… porque sospecháis que vengo a liarla…! ¡Lo que tenéis que hacer es dejarme pasar…! ¡Esperad a que os dé motivos…! ¡Y entonces me detenéis! – Enardecido alegato en defensa del Derecho a la Libertad de Tránsito y Movilidad contra los que los esbirros del poder sentencian:
- Nadie te retiene… Puedes ir donde quieras… menos al interior de la Ciudad de la Justicia… porque intuimos que con esa camiseta que llevas puesta vienes a liarla. – dictamen gubernativo arbitrario, basado en prejuicios discriminatorios, que nace del ejercicio abusivo y opresivo del poder del Estado, contra el que crece progresivamente mi manifiesta y obstinada oposición:
- ¡No… Sólo me estáis imponiendo una orden de alejamiento de un edificio público…! ¡En cumplimiento de una disposición antidemocrática, dictatorial e ilegal…! ¡Que pienso poner en conocimiento del asesor legal de…! – Disconformidad resistente de un “Chimpancé”, que apuesta por la desobediencia civil, contra la que el gorila policial despliega una actitud prepotente:
- Puedes hacer lo que consideres oportuno… No te va a servir de nada… Vas a perder el tiempo… Tú que eres veterano… ya tienes experiencia y sabes de sobra como funcionan estas cosas… Nosotros nos limitamos a cumplir órdenes y a seguir un… - oración inacabada, interrumpida por un primate pequeño en estatura, pero grande en astucia, que descubre la verdadera intención del pretencioso simio que se siente dotado para la oratoria y al que el “Chimpancé” hace una recomendación respecto a su futuro profesional:
- ¡Bueno! ¡Bueno!... ¡No me vayas a soltar ahora un mitin! ¡Qué el rollo ese del protocolo… ya me lo sé de memoria! ¡Qué a mi parece que te has equivocado de carrera… Tenías que haberte dedicado a la política! – Orientación laboral rechazada por un gorila que se siente felizmente realizado siendo matón a sueldo, pagado por la administración, y ofuscado por la indignación que le produce la fortaleza de un mono al que considera terco como un mulo:
- Está visto que contigo ir de buenas es perder el tiempo… Así que o acatas la orden… o atente a las consecuencias.- Falsa disyuntiva planteada, en tono amenazante y con rabia contenida, por un simio impotente que, al verse desbordado por la tenacidad del “Chimpancé”, renuncia a la vía del diálogo pasando al método de la imposición verbal. Ofensiva que precipita una honrosa retirada, que aprovecho para recuperar fuerzas, de cara a un próximo enfrentamiento pacifico y dialéctico del activismo social, contra la represión policial, que no tardará en producirse.
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