No es de extrañar que el modelo económico europeo de austeridad tenga en el punto de mira al Sistema Educativo Español, un jugoso negocio que generaría pingües beneficios, si, finalmente, se lograra la privatización de la Educación, o, por lo menos, reducirla a la mínima expresión.
Pablo Martínez Vicente.
Estudiante de Filología Hispánica
El reciente nombramiento del Consejero de Educación, Universidades y Empleo, D. Pedro Antonio Sánchez, ha creado una serie de especulaciones acerca de si seguirá la misma línea de su antecesor, D. Constantino Sotoca, o llevará a cabo una gestión innovadora. En la entrevista que concedió al diario murciano “La Verdad”, deja claro que comulga con las ideas del Ministro de Educación, Cultura y Deporte, D. José Ignacio Wert. No nos pilla por sorpresa.
No es ninguna casualidad que al mismo tiempo se haya hecho público un comunicado firmado por los ambos rectores de la Universidad de Murcia y de la Universidad Politécnica de Cartagena manifestando la grave situación de incertidumbre sobre el Sistema Público Universitario. No nos pilla por sorpresa.
Otra voz que ha manifestado su preocupación acerca de la delicada situación de las universidades: D. César Oliva Olivares, Director del Teatro Circo de Murcia y Catedrático de Teatro en la Universidad de Murcia. En su artículo <<La burbuja universitaria>>, publicado en el diario “La Verdad” (28 de julio 2013), realiza una crítica en dos direcciones: en primer lugar, cómo el sistema de autonomías ha marcado diferencias comparativas entre universidades y el florecimiento de universidades privadas al amparo del modelo anglosajón, cuyo único afán ha sido hacer caja y repartir títulos a diestro y siniestro; en segundo lugar, la implantación del Plan Bolonia en los programas curriculares y guías docentes de las universidades, además de su desarrollo en estos tiempos de crisis económica. Hemos pasado de aquella idea romántica de la universidad como centro del saber a una mera empresa que hace caja.
El ensayo “Informe Lugano”, de la pensadora y activista estadounidense,Susan George, no hace otra cosa que señalar lo que todos sospechamos. La activista advierte de que "la democracia está en peligro ante el ataque de la clase de Davos: una clase transnacional desvinculada de la suerte del resto de la sociedad y compuesta por las altas finanzas, las empresas transnacionales y algunos gobiernos que consideran que la democracia es demasiado lenta".
No es de extrañar que el modelo económico europeo de austeridad tenga en el punto de mira al Sistema Educativo Español, un jugoso negocio que generaría pingües beneficios, si, finalmente, se lograra la privatización de la Educación, o, por lo menos, reducirla a la mínima expresión. La codicia de esta casta financiera no conoce límites. Y como las aulas son el espacio donde no sólo se forman los estudiantes, sino que también se modelan su capacidad de raciocinio y su percepción del mundo, se obtendría otro beneficio adicional: ciudadanos teledirigidos al servicio del mercado capitalista, acérrimos defensores de un sistema que les oprime y que promulga una sociedad de clases, individualista e insolidaria.
Cabe preguntarse qué hay detrás de esa doctrina que abandera la excelencia de la enseñanza, porqué se utilizan las estadísticas del fracaso escolar precisamente ahora, para atacar el modelo educativo que garantizaba la atención de la diversidad de los distintos alumnos, profesores y padres, en el marco de unos valores por la igualdad de oportunidades, y qué oscuros intereses se nos ocultan bajo el pretexto de reformas y crisis.
Sospecho que desde la Educación se quiere construir una sociedad donde el dogma del esfuerzo actúe como filtro y se descarte a los “malos estudiantes”. Aparentemente, esta idea parece inofensiva, pero me pregunto a qué tipo de educación aspirarán aquellos ciudadanos con menos recursos, sin derecho a recibir una beca, que se vean obligados a combinar estudios y trabajo, aún a sabiendas de que se arriesga a que su rendimiento académico se resienta. O aquellas personas, con necesidades especiales, a causa de alguna discapacidad. ¿Realmente se tienen en cuenta las circunstancias personales de cada alumno o se quiere utilizar el ámbito educativo como laboratorio desde el que crear una raza superior de estudiantes sobradamente preparados para exhibirlos como trofeos? En opinión del flamante Consejero de Educación, Universidades y Empleo, recomienda a los jóvenes que salgan a formarse y cualificarse fuera, para que después regresen al país… de vacaciones, supongo, porque los índices de desempleo juvenil es desalentador y cualquier declaración de estos políticos que nos gobiernan se aproxima más al sarcasmo que otra cosa.
¿Hacia dónde se volverán las personas sin formación? Mirarán al vecino, al inmigrante que tienen al lado... Desgraciadamente, es una reacción que ya hemos visto y para la que hemos de estar preparados.
Esta involución social, creadora de ricos y pobres, de privilegiados y miserables, de vuelta a tiempos que ya se creían superados, usurpadora de derechos conquistados, siempre utilizara como mecanismo de control el miedo. Pero ante el miedo, no nos queda otra alternativa que la rebeldía, porque está en juego la democracia y todo lo que hemos hecho desde el siglo XVIII. Todo aquello que los europeos hemos hecho desde el fin de la II Guerra Mundial. Todo lo que los españoles han hecho desde el final del régimen franquista. Debemos reaccionar y unirnos antes de que sea demasiado tarde.
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