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martes, 23 de abril de 2013

¿LA CONQUISTA DEL PROGRESO DEMOCRÁTICO PASA POR TOMAR EL CONGRESO? IV

IV. EL CAMINO DE ISLANDIA

       I. INTRODUCCIÓN

Movimiento, que supone una ruptura vital y dolorosa, y que cada día se ve obligado a llevar a cabo un sector de la población española cada vez más elevado, que encuentra un acogedor puerto de destino en es un país localizado en el extremo noroeste de Europa, cuyo territorio abarca principalmente la ínsula homónima, Islandia y algunas diminutas islas e islotes adyacentes, situados en el océano Atlántico, en las proximidades de Groenlandia. 

De esta forma Islandia se ha convertido en una tierra de promisión donde realmente brotan las jugosas oportunidades para el creciente número de cerebros, que se fugan de nuestro país, huyendo de la persecución de las cadenas de la precariedad. 

Inestabilidad social y laboral y ausencia de opciones internas para combatirla, que está provocando la pérdida prácticamente absoluta e irrecuperable de la primera generación de jóvenes españoles nacida en la década de los setenta a partir de la transición democrática. Segmento poblacional, cuya excelencia formativa, ha motivado que haya sido considerado por los expertos como la generación mejor preparada, es decir con la mayor cota de especialización académica de toda la historia de España. 

Potencial mano de obra altamente cualificada, que constituye una simiente con denominación de origen española, que tras un largo y duro proceso de aclimatación germinará, o lo que es lo mismo, echará raíces y generará posteriormente una abundante cosecha de trabajadores en tierras lejanas y extrañas de los cinco continentes en los que dicha semilla consiga adaptarse y arraigar. 

Costosa producción, fruto de la ingente y continuada inversión presupuestaria procedente del esfuerzo y el sacrificio económico del conjunto de toda la sociedad de nuestro país, a lo largo de los sucesivos ciclos educativos, desde el nivel más básico y obligatorio hasta la culminación del proceso formativo integral. Cima desde la que el régimen neoliberal arroja a la clase trabajadora a la sima, que conduce a la exposición del sujeto, como mano de obra flexible, competitiva y barata, en ese comercio de esclavos en que se ha transformado en España el mercado laboral, en el que los derechos individuales y colectivos son sistemáticamente vulnerados. 

Violación legalmente amparada, que nos ha llevado a una dramática, critica y crónica situación, en la que a todos aquellos, que no tengan la posibilidad por exclusión o estén dispuestos a someterse al infierno de la esclavitud laboral a cambio de techo y comida, o en el peor de los casos a cambio de unos ingresos tan miserables, que les impidan pagar por disfrutar de ambos derechos, por lo que se vean empujados a elegir entre ambos recursos, nos les reste más remedio, que embarcarse en la aventura de la emigración forzosa por razones económicas. 

Preocupante y alarmante tragedia nacional, que el gobierno pretende ocultar, sin lograrlo, con la actitud cínica e hipócrita que le caracteriza, camuflándola bajo un disfraz eufemístico, sacado de la manga, conocido como movilidad laboral externa. Juego de palabras o truco de magia barata, que únicamente consigue ensuciar aún más la enlodada reputación y enfangada credibilidad de nuestra denostada clase política, y con el que se pretende invisibilizar una realidad de la que se beneficiarán los países regados con la provechosa lluvia de la inmigración, que caída sobre campos de trabajo productivos hará brotar y crecer la perdurable prosperidad. 

Árbol, que en España se ha vuelto planta de hoja y fruto caduco, pero que en tierras islandesas se ha tornado perenne, ofreciendo cobijo a las oleadas migratorias, que se alejan de la abrasadora y desoladora devastación económica, que arrasa nuestro país por negarse a seguir el camino islandés. 

Recorrido, del que nuestro gobierno reniega, pero que al contrario eligen numerosos españoles como vía de escape de una estafa financiera, que les ha robado su confianza en el hoy y su ilusión por el mañana. Aspiraciones defraudadas y traicionadas en el presente, convertidas en decepciones y sueños de futuro frustrados y alterados, transformados en pesadillas, que muchos de nuestros jóvenes intentan recuperar en un país onírico, Islandia. 


II. EL CONTEXTO PRERREVOLUCIONARIO

Actual tierra de oportunidades, que hasta finales del siglo XX fue una de las naciones más pobres de Europa occidental, pero que a partir de ese momento experimentó un gran crecimiento económico, que le llevó a ocupar el primer lugar en el informe de la ONU sobre el Índice de Desarrollo Humano de 2007-2008, y la posición decimocuarta entre los estados con la mayor esperanza de vida a nivel internacional con un promedio de 80,67 años. Tierra de promisión, que está condenada a dejar de serlo a lo largo del nuevo capítulo, previsiblemente nefasto, que principió a partir del 26 de abril del 2013, fecha en la que, cinco años después de su colapso económico, que empujó al país al borde de la bancarrota, el electorado islandés ha vuelto a apostar, respaldándolo con el 26,7% de los votos, por el Partido de la Independencia (PI), culpable de dicho colapso financiero, que condujo a la crisis económica de 2008-2010. Se trata de la Gran recesión, que durante ese periodo de tiempo torpedeó y hundió la economía de Islandia, provocada por las políticas liberales del gobierno de centro derecha, que permitió al sistema bancario acumular activos diez veces superiores al PIB, y consintió, además, que antes de la quiebra de los tres bancos más importantes del país: GlitnirLandsbanki y Kaupthing, la deuda combinada de estas tres entidades excediera en más de seis veces el producto interior bruto nacional, que alcanzó la cifra 19 mil millones de US$ en 2008. PIB nominal per cápita, que en ese mismo año fue el séptimo más alto del mundo (55 462 US$), y el decimocuarto más elevado en términos de paridad de poder adquisitivo (36 769 US$). 

La paralización de la actividad del sistema financiero de la isla a finales del 2008 causó una fuerte contracción económica, ante la que el ejecutivo islandés no le quedó más remedio, que tomar la decisión de elevar la tasa de interés hasta alcanzar el 18%. Requisito obligatorio, impuesto por el Fondo Monetario Internacional para aprobar una inyección de efectivo en forma de préstamo, que resultó insuficiente, pero que fue coincidente temporalmente con la devaluación de la moneda nacional, que incrementó el cambio por unidad monetaria de una tasa de 70 a 250 coronas islandesas por euro. Rebaja de cotización, efectuada bajo el gobierno liberal, presidido por Geir Haarde, que además de restablecer el comercio de esta moneda, ocasionó el relanzamiento de las exportaciones, especialmente de pescado y aluminio. 

Conservadurismo, que gobernó Islandia desde su independencia de Dinamarca en 1944 hasta las elecciones legislativas anticipadas del 2009. Momento crucial, que determinará el devenir posterior de los acontecimientos, que marcarán el futuro más inmediato de la isla. No debemos olvidar que en dichos comicios generales adelantados el (PI) pierde la condición de fuerza política hegemónica, situación de privilegio de la que había disfrutado desde 2007, fruto de su pacto de gobernabilidad con la Alianza Socialdemócrata, y de la que había gozado durante los 65 años anteriores a su derrota electoral, debida al triunfo rotundo de la coalición de la izquierda. Victoria conseguida en unas votaciones, que se convirtieron en un auténtico plebiscito sobre su clase política y que se celebraron el 25 de abril de ese mismo año, seis meses después del estallido de la burbuja financiera a finales del 2008.


III. LA REVOLUCIÓN ISLANDESA

1. LA REVOLUCION DE LAS CACEROLAS

Año, este último, en que, a partir de la época otoñal, el país de los elfos inició una etapa primaveral, en la que se convirtió, tras sufrir el azote cruel y despiadado de la depresión financiera, desatada a causa de la quiebra de Lehman Brothers, en la nación pionera en alcanzar una serie de hitos de resonancia internacional y transcendentales para su futuro más inmediato. Avances, que constituyen el motivo, por el que se inscribirá con letras grandes y doradas en el libro, en el que se narre el relato del rescate de la más inmaculada Dama, es decir, de la más pura Democracia, el nombre del pequeño país que los ha logrado, contando con la cifra de apenas 350.000 habitantes. 

Conquistas debidas y disfrutadas por este diminuto y pacífico ejército civil, que consiguió que el país de los gnomos figure en los anales de la historia como el primer estado europeo, en el que el Gobierno fue derrocado tras 16 semanas de duras y contundentes protestas populares, que se fueron intensificando progresivamente hasta conseguir concentrar en enero del 2009 a miles de activistas frente al Parlamento islandés (Alþingi). Manifestaciones valoradas como las más relevantes desde 1949, obligando al uso de fuerzas antidisturbios por segunda vez desde el ingreso en la OTAN del país en ese año, y que fueron bautizadas en su conjunto como la «revolución de las cacerolas». Insurrección ciudadana, que empujó el 23 de enero del 2009 al Gobierno conservador, presidido por Geir Haarde, a anticipar las elecciones en un intento de frenar la creciente rebelión popular. Pero esta estratagema política no logró el efecto perseguido, sino que obtuvo el contrario, es decir, que en lugar de apagar la elevada agitación social, alimentó la llama de la subversión, inflamando los ánimos de la alterada e indignada ciudadanía, que respondió al anuncio de adelanto electoral con “tamboreos multitudinarios”, que provocaron tres días después la dimisión del Primer Ministro junto con todo su gabinete. Derrocamiento del poder ejecutivo, que se tradujo en la consecuente disolución de la coalición gubernativa, a la que justa, directa e inteligentemente la sublevada población culpaba de la grave coyuntura económica atravesada, en ese crítico momento, por la isla. País habitado por un pueblo de reducido tamaño, pero de una increíble estatura humana, que fue capaz de dar una lección de democracia directa a toda Europa y al resto del mundo, plantándole cara al sistema.

Victoria sin paliativos de la soberanía popular islandesa, que forzó al presidente Ólafur Ragnar Grímsson a aceptar la renuncia en bloque del primer ministro Geir Haarde y la de todo su equipo de gobierno, y a iniciar una fase de diálogo con los líderes de los cinco partidos, que gozan de representación en el parlamento unicameral nacional. Proceso negociador, tras el que el jefe del estado islandés solicita conjuntamente a la Alianza Socialdemócrata y al Movimiento de Izquierda-Verde la formación de un nuevo Gobierno provisional, que será el responsable de la convocatoria de elecciones para la primavera boreal de ese mismo año

2. GOBIERNO DE TRANSICIÓN

Pacto temporal de gobernabilidad entre ambas fuerzas, situadas a la izquierda del espectro político islandés, que propuso a Jóhanna Sigurðardóttir como la figura más idónea para ponerse al frente del nuevo ejecutivo de coalición, puesto que se trataba de la ministra en activo, que gozaba de mayor respeto y consideración. Merecida popularidad que llegaba hasta el punto, de que en un sondeo de opinión realizado por The Gallup Organization, en diciembre de 2008, arrojó como resultado, que el 73% de los encuestados daba el visto bueno a su gestión, como máxima responsable de la cartera de Asuntos Sociales y Seguridad Social, alcanzando un porcentaje de aprobación superior al de cualquier otro miembro del gabinete.

Una de las primeras y más sabias medidas de la nueva alianza política, que principió a ejercer sus tareas gubernativas el 1 de febrero, una semana después de ser derribado el ejecutivo precedente, fue destituir al gobernador del Banco Central, Davíð Oddsson, y a varios de sus homólogos, que presidian otros tantos bancos privados, que estaban atravesando una compleja y difícil situación interna de corrupción y quiebra en ese momento. 

3. VICTORIA ELECTORAL ROJIVERDE

Disposición tomada por un gobierno transitorio de izquierdas, cuya gestión contó con el apoyo de una mayoría absoluta del electorado islandés en los comicios generales adelantados celebrados el 25 de abril del 2009. Votaciones, de las que salió reforzada, la vencedora indiscutible de las mismas, la primera ministra en funciones, la socialdemócrata Jóhanna Sigurdardóttir, quien se vio obligada, desde la asunción del cargo de modo oficial, a proseguir enfrentada a lo largo del resto del 2009 a la pésima coyuntura atravesada por la economía de Islandia. País, en ruinas, que clausuró ese año con una caída del PIB del 7% y con una deuda con los clientes europeos todavía activa, y que convirtió su ingreso en la UE en su principal prioridad. 

4. NEGATIVA A PAGAR LA DEUDA

Organización supranacional, en cuyo seno se encuentran dos Estados, Países Bajos y Reino Unido, cuyos gobiernos presionan al ejecutivo islandés para que se produzca la devolución a sus ciudadanos de los fondos invertidos en el sistema bancario del país nórdico. Insistencia, que empuja al gobierno escandinavo a presentar para su debate en el Parlamento una ley, que garantizaría la devolución de la duda contraída por sus bancos en quiebra, de la que se beneficiaría la economía holandesa y británica en perjuicio de la islandesa, que se vería forzada a desembolsar 3.500 millones de euros, que pagarían los contribuyentes insulares mensualmente durante los 15 años siguientes a la aprobación de la propuesta legislativa al 5,5 % de interés. Proposición, que de haber prosperado en ese momento, hubiera supuesto hipotecar el futuro de las familias islandesas durante ese largo periodo de tiempo, o lo que es lo mismo, la nacionalización de una deuda del sector financiero generada por una pésima gestión privada. 

La acalorada discusión parlamentaria traspasa los muros del Althing y transciende al exterior donde halla su más vivo reflejo en la encolerizada reacción social, que desborda e invade de nuevo las calles de la capital, Reykjavik. Ira, en principio, indignada e incontenible, pero jamás violenta, de la que surge espontanea e inmediatamente una iniciativa popular innovadora, que carecía de precedentes en ningún otra nación del mundo. El pueblo soberano demanda someter el contenido del texto legislativo a referendo. Exigencia ciudadana, ante la que cede, en Enero de 2010, el Jefe del Estado, es decir, el Presidente de la República, Ólafur Ragnar Grímsson, quien, en esa transcendental fecha, además de negarse a ratificar la ley, anuncia la convocatoria de una futura consulta popular. Referéndum, que tiene lugar en marzo de ese mismo año, y en el que “no” arrasa con un 93% de los votos. Oposición mayoritaria, que pone en evidencia, que sólo apoya la medida legislativa el 1,6% de la población. Motivo, por el que finalmente sólo fueron rescatados los ahorradores nacionales, que resultaron damnificados por la bancarrota de la entidad crediticia Icesave. Valiente osadía nórdica, que obtuvo como respuesta la congelación de las ayudas económicas prometidas por el FMI a la espera de que se resuelva la polémica situación creada por la negativa del pueblo islandés a satisfacer la deuda externa de su sistema bancario. 

Actuales Vikingos insumisos, valerosos y decididos, que demostrando ser dignos descendientes de sus osados y aventureros antepasados de origen escandinavo, se declararon en rebeldía y se negaron a pagar los tributos previstos para sufragar las deudas de sus bancos, sentando un precedente modélico. Ejemplo, que podría ser perfectamente aplicable en el caso de las economías más débiles, sometidas bajo el dominio del imperio del euro, desde el instante en que el país de los elfos se libere de su despótico y tiránico autoritarismo, escapando de las garras de la dictatorial moneda.

5. IMPUTACIÓN

Gnomos que, transformados en gigantes, echaron y ganaron un pulso titánico a la elite financiera y a la clase política y, a la que sentaron en el banquillo por primera vez en Europa, por no haber previsto y evitado el estallido de la burbuja bancaria. Acusación formal del exprimer ministro, el conservador Geeir H. Haarde de negligencia grave durante su mandato, que se hizo efectiva, gracias a que el Parlamento islandés (Althingi) dio el visto bueno por mayoría (33 votos a favor y 30 en contra) a su incriminación pública oficial en una sesión celebrada el 28 de septiembre del 2010. Imputación, que fue aprobada siguiendo el consejo formulado previamente en el estudio presentado, en abril de ese mismo año, por la Comisión Especial de Investigación, creada para la depuración de responsabilidades jurídicas respecto al colapso financiero. Informe en el que se critica duramente la gestión del exjefe del ejecutivo islandés, Geeir H. Haarde, a quien se señala como principal culpable político, junto a tres de sus ministros, como cómplices necesarios, de la terrible crisis económica padecida por el pueblo islandés.

6. LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE

Tras los subversivos actos de protesta iniciadas en octubre del 2008, que forzaron a adelantar las elecciones generales islandesas, y que obligaron a renunciar, el 26 de enero de 2009, al viejo gobierno de derechas, en bloque, a su obstinado empeño de proseguir ostentando el poder en contra de la voluntad popular, los movimientos sociales, que consiguieron con su presión ambos logros, optaron, con la intención de garantizar su efectividad y continuidad en el tiempo por organizarse en asambleas. Foros de participación, que suponen la culminación de un proceso de implicación social y empoderamiento ciudadano, cuyo mayor éxito lo representa la creación de una Asamblea Constituyente. 

Génesis, cuyo origen radica en el espíritu innovador y progresista de la primera ministra socialdemócrata, Johánna Sigurdardóttir, quien se transformó en la primera mujer que, siendo además lesbiana declarada, lideró el ejecutivo islandés. Responsabilidad, que ostentó desde el 1 de febrero del 2009 hasta el 23 de mayo del 2013, convirtiéndose de este modo en la primera persona en todo en el mundo, reconocida como LGBT, en ocupar la jefatura de gobierno. Cargo desde el que inspiró y promovió un proceso de reforma politica, protagonizado por el propio pueblo islandés, que fructificó en el nacimiento de un nuevo poder. 

Potestad constituyente, que residirá en un órgano compuesto por un número limitado de personas comunes y corrientes, sin relevancia mediática, protagonismo en la vida pública ni filiación política, elegidas por sus conciudadanos, a través de un proceso electivo, al que todos los islandeses tenían la posibilidad de presentarse, del que fueron seleccionados en una primera fase 522 candidatos. Aspirantes, de los cuales fueron elegidos 25 delegados de diferentes edades, profesiones, educación y experiencia de vida para cumplir con la misión de elaborar una propuesta de modificación parcial o total de la Carta Magna islandesa, que data de 1944, año en el que la isla del noroeste europeo se independizó de Dinamarca.

Tras superar el elevado obstáculo de tipo legal, que supuso la oposición del Tribunal Supremo de Islandia, que invalidó el proceso por supuestos defectos de forma, denunciados por diversos ciudadanos, el organismo asambleario antes mencionado desembocó en 2010, a instancias de una resolución parlamentaria aprobada con el apoyo de la mayoría socialdemócrata, en la formación de un Consejo Constituyente. Convención, compuesta exclusivamente por los 25 electos anteriormente citados, que a lo largo de los cuatro meses posteriores a su aprobación se reunió tres veces por semana para discutir los artículos constitucionales objeto de revisión y en caso de ser necesario enmienda e ir volcando sus recomendaciones en un borrador.

Propuestas influenciadas en gran medida por las aspiraciones de la soberanía popular, puesto que durante todo el proceso constituyente la ciudadanía pudo opinar, y lo hizo, sobre el mismo empleando las técnicas de información y comunicación, conocidas por sus siglas, como TIC, más avanzadas, es decir a través de la página web habilitada para tal fin, y de las redes sociales. Claro ejemplo de democracia participativa de tipo digital, que se completó con la realización también de encuentros públicos y debates de elevado alcance mediático. Conjunto de iniciativas auténticamente democráticas, que obtuvieron el resultado esperado, o lo que es lo mismo, la implicación masiva externa, pero sin embargo directa de la sociedad islandesa en el procedimiento de reforma constitucional. Colaboración, gracias a la que se llegaron a recopilar hasta 3.600 comentarios y 370 sugerencias, que ayudaron a redactar los artículos que se fueron incorporando en el proyecto de modificación en profundidad de la Carta Magna

El texto constitucional elaborado por la ciudadanía hacia especialmente hincapié, entre otras mejoras, en la capital importancia de avanzar en la separación e independencia de los tres poderes, tanto legislativo, ejecutivo como judicial. Recomendación imperativa, a la que se sumaron otras propuestas enfocadas a lograr un nivel más elevado de democracia participativa, tales como el descenso a un 10% del electorado como la proporción mínima imprescindible del mismo para poder solicitar un referéndum y la rebaja a un 2% para poder presentar una iniciativa legislativa al Parlamento. 

El Consejo sugirió además en su proposición de reforma constitucional, atendiendo a las demandas sociales, mayoritariamente expresadas por el pueblo, la realización de modificaciones o adiciones, en la norma suprema del ordenamiento jurídico del Estado soberano islandés, destinadas a garantizar el derecho a vivir con dignidad; la protección a la infancia; la titularidad pública de los recursos naturales medioambientales del país, de tal forma que, bajo ningún concepto, puedan estar sujetos a la propiedad o explotación privadas; y por último la libertad de prensa, de tal modo que todo el mundo disfrute de la libertad de acceder, reunir y distribuir la información, que en el caso de la facilitada por el Gobierno deberá alcanzar el mayor nivel de transparencia posible. 

Finalmente, el órgano constituyente, aconsejó asimismo la introducción de cambios constitucionales que, suponiendo una revisión del sistema electoral, lo transformaría en un régimen electivo de los representantes políticos, o lo que es lo mismo, de los servidores públicos, infinitamente más democrático que el precedente, puesto que obligaría a que todos los votos poseyeran idéntico valor en toda la nación, independientemente del lugar donde hayan sido emitidos; a la implantación de listas abiertas; y, por último, a la limitación de la acumulación de mandatos presidenciales a tres legislaturas y en el caso del primer ministro, que tendría que ser elegido por el Parlamento, a dos, es decir, a ocho años.

En julio de 2011 el Consejo aprobó por unanimidad el documento resultante de la suma de todas las propuestas recibidas durante todo el proceso constituyente: un borrador de Constitución de 114 artículos divididos en 9 capítulos. Documento que, remitido al parlamento el 29 de ese mismo mes, estuvo en el cajón del Gobierno durante más de un año hasta que, sometido a referéndum en octubre de 2012, fue aceptado por un 66% de la población votante.

Tras la aprobación se produjo una situación de estancamiento, a la que se llegó debido a la división de opiniones en el seno del órgano en que reside el Poder Legislativo islandés, el Alþingi, respecto a algunos artículos del texto que habían provocado desde el primer momento el rechazo frontal de la oposición parlamentaria, contraria a la reforma, liderada principalmente por la fuerza política, que gobernó hasta el estallido de la crisis, el conservador Partido de la Independencia. Discrepancias ideológicas, que convirtieron en infructuosos todos los esfuerzos de la mayoría gobernante destinados, hasta el último instante, a conseguir el visto bueno imprescindible para poder elevar al rango de ley suprema del ordenamiento jurídico insular el borrador de la nueva Constitución ciudadana.

Entre octubre y finales de ese mismo año el Gobierno del país nórdico, una coalición de centro-izquierda, formada por la Alianza Socialdemócrata y el partido Izquierda-Verde, dio un último impulso a la proposición de reforma constitucional, obedeciendo a la premisa postulada por la primera ministra Johánna Sigurdardóttir. Estadista, promotora y defensora del proceso constituyente, que se manifestó a favor de proclamar la nueva constitución antes de las nuevas elecciones generales, convocadas para el27 de abril de 2013.

Interés comprensible y legítimo, que motivó al Ejecutivo islandés a solicitar la opinión del Parlamento Europeo y de la Comisión Europea para la Democracia por el Derecho, conocida como Comisión de Venecia. Órgano consultivo del Consejo de Europa en el ámbito del derecho constitucional, cuyos miembros, expertos independientes, realizaron una visita oficial a la capital estatal, Reikiavik, en la que se reunieron y entrevistaron a las distintas partes. Examinó la documentación en inglés y publicó un borrador de su análisis técnico-legal de la Constitución islandesa, que apunta defectos de forma y choques de algunos artículos con otras leyes.

El periodo parlamentario legislativo ya ha finalizado aunque se siguen convocando comisiones y debates y los diputados de los partidos del Gobierno han estado trabajando durante jornadas maratonianas para adaptar el borrador a las recomendaciones recibidas. La diputada de la Alianza Socialdemócrata más implicada en la nueva Carta Magna, Valgerdur Bjarnadóttir, aseguró que “si el Parlamento tiene voluntad, está a tiempo”, ya que, a su juicio, solo había que hacer “pequeños cambios en esencia”.

Pero lamentablemente el texto constitucional, que hubiera representado la quinta reforma experimentada por la Carta Magna islandesa, heredada del reino, que le concediera la independencia en 1944, es decir de Dinamarca, desde que se produjera la primera modificación en 1984, habiéndose efectuado la cuarta dos años antes, en 1999, seguía encontrándose, a principios de abril del presente año, en la cuerda floja, una vez finalizado el periodo legislativo anterior al actual. 

Aspiración social, que se transformó en una asignatura pendiente de aprobación para la coalición de centroderecha, vencedora en los comicios generales celebrados el 27 de abril del 2013, que decidió al respecto condenarla a un exilio parlamentario, que impediría su tramitación, y que persiguen sea permanente y decisivo a la hora de lograr su objetivo final, el olvido colectivo de una sociedad, la islandesa, dispuesta a impedir por todos los medios pacíficos y democráticos a su alcance a impedir, que se borre de su memoria y desaparezca sin dejar rastro uno de los capítulos más brillante de la reciente historia de los orgullosos descendientes contemporáneos de un pueblo escandinavo

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